Carlos Caldeiro fue un jugador reconocido del fútbol argentino durante la década del 80. Jugó en varios clubes, pero es especialmente recordado por su paso por Racing Club de Avellaneda.
En mayo de 1981, el país estaba bajo la dictadura militar que había comenzado en 1976. En ese contexto, el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, concurrió a la cancha de Racing a compartir una asado con el cuerpo técnico, plantel de jugadores y dirigentes del club del cual era hincha. Caldeiro recibió la invitación, pero decidió rechazarla.
En un momento en que muchos argentinos eran perseguidos, torturados y desaparecidos por el régimen genocida, Caldeiro se negó a legitimar al gobierno y prefirió mantenerse fiel a sus convicciones.
Esta acción de Carlos Caldeiro es un ejemplo de cómo el deporte puede trascender más allá de lo puramente deportivo y convertirse en una herramienta de resistencia y lucha por la justicia y la libertad. Su actitud recuerda a la del holandés Johan Cruyff, quien en el Mundial 1978 rechazó un encuentro con los dictadores argentinos y denunció en Europa las violaciones a los derechos humanos que eran silenciadas por la inmensa mayoría de la prensa de nuestor país.
En la actualidad, y desde hace 15 años, Carlos Caldeiro trabaja en la Defensoría del Pueblo de la Municipalidad de Avellaneda.
Valga este recuerdo y reconocimiento en vísperas de cumplirse 47 años del golpe asesino, en el año que celebramos los 40 años ininterrumpidos de Democracia.