El 7 de mayo de 1919 nació en los Toldos, Provincia de Buenos Aires, una mujer inolvidable. A la que el pueblo trabajador llamaría “la abanderada de los humildes”.
Actriz por vocación, dejó todo a un costado para acompañar las políticas sociales a Juan Perón.
Hemos enumerado y hasta escrito un libro sobre su vida, inclusive sobre su paso por nuestra ciudad de Avellaneda. Sólo citaré algunas obras como la construcción de hospitales a través del Plan Quinquenal diseñado por el General Perón, los hogares para las madres solas, niños y ancianos, viviendas y establecimientos educativos, la ciudad infantil y distintos centros recreativos a lo largo y ancho del país.
En los momentos que estamos atravesando, donde se quiere imponer la ausencia del estado, dejando a los más vulnerables sin amparo, Eva Duarte de Perón representa lo opuesto. Quien haya leído su obra, conocido su legado, visto los resultados; sabrá que antes de “enseñar a pescar a la gente”, primero hay que alimentarla y vestirla, luego darle las herramientas y guiarla, para que pueda forjarse su propio destino. Ella entregaba esas herramientas a aquellos que lo necesitasen.
Nadie se salva solo. La idea de una comunidad organizada, en la que se basó el justicialismo y Evita fue su mayor ejemplo de acción, dio como resultado un país basado en el trabajo digno, la alegría de disfrutar los logros, el orgullo por pertenecer a una sociedad solidaria, la filosofía de que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino.
Hay muchas maneras de ver y vivir la vida, quienes nos sentimos representados por las políticas justicialistas y la obra de Evita, sabemos que amar al prójimo engendra la multiplicación del amor. Por ello, en su breve paso entre nosotros, Ella dignificó esa filosofía de vida dedicándole horas de trabajo y su propia salud, para beneficio del pueblo.
Hoy la recordamos en la fecha de su nacimiento, y cada día muchos de nosotros, la tenemos como ejemplo de solidaridad y trabajo con el otro, trabajo para la patria y toda la sociedad.
