El último fin de semana se llevó a cabo en Punta del Este la Copa Uruguaya de Cervezas donde compitieron cervecerías artesanales de todo Sudamérica. Con un cuerpo de respetados jueces internacionales, se evalúan las muestras enviadas en sus diferentes estilos de acuerdo con los parámetros establecidos y, en base a ello, se califican con un sistema de puntajes y eliminación por rondas hasta llegar a los ejemplares más destacados que sobre cumplan como para obtener una de las tres medallas que se otorgan en la competencia.
Así fue que Santina Brewing, cervecería del distrito, se alzó con el trofeo de “mejor cervecería internacional” al acumular dieciséis medallas (seis de oro, cinco de plata y cinco de bronce) con estilos totalmente diversos (desde lagers hasta añejadas en barricas, pasando por lupuladas y belgas), lo cual habla de la ductilidad como cervecero de Federico Zanetti, la cabeza del emprendimiento. El recorrido comenzó en el garage de la casa de sus padre cocinando como “homebrewer”, lo que llevó a ser premiado como “cervecero del año” en el país en 2016 y lo encuentra en este presente plagado de reconocimientos internacionales que encontraron su punto máximo el último sábado en la República Oriental del Uruguay.
Santina se presenta como una “cervecería familiar” y eso se ve a las claras desde su propio nombre; así se llamaba la abuela del “headbrewer”, quien en su juventud cuando llegó de Italia tenía como mascota un pato, el cual se transformaría luego en el logo de la marca. Actualmente colaboran en las tareas del día a día padres, hermanas y amigos, manteniendo esa lógica y ambiente. En los siete años que tiene la cervecería produciendo como tal, ha obtenido galardones no solo en nuestro país sino en México, Paraguay, Brasil y en la edición anterior de la Copa Uruguaya, donde ya había estado muy cerca de coronarse.
La fábrica se encuentra en la localidad de Piñeyro y tiene la particularidad de abrir asiduamente sus puertas al público en lo que se denomina “tap room”, una jornada "para que los vecinos se acerquen a disfrutar de las cervezas en el mismo lugar donde fueron elaboradas y fermentadas, junto con propuestas gastronómicas variadas y distintos ciclos de catas, capacitaciones y entretenimientos. Se transformó en un verdadero clásico del circuito de ocio en el distrito", afirman desde Santina.
"El espíritu pujante industrial de Avellaneda está presente en este emprendimiento que puso su nombre en lo más alto de Sudamérica mediante sus cervezas artesanales", señalaron los responsables del comercio premiado.
