El estadounidense Melville Sewell Bagley, nacido en Bangor en 1838, se instaló en Bernal en 1850, construyó la casona que luego pasó a manos de Alfredo De Marchi, presidente de la Unión Industrial y luego Ministro de Agricultura de la Nación.
«De Marchi era hermano del Barón Antonio De Marchi, casado con la hija del general Julio A. Roca, y se menciona que en más de una oportunidad el General Roca visitó la finca. Poco después fue subastada en la suma de $ 10.000 y fueron sus compradores Pedro Viola y Rosa De Lorenzo», comenta el historiador Domingo Araujo, dato citado por el Diario El Sol, de Quilmes.
Debido a que nunca prosperó un proyecto para que la casa sea declarada patrimonio de la ciudad, este fin de semana fue demolida.
Cuentan historiadores que Bagley trabajó como ayudante en la histórica farmacia La Estrella, de Defensa y Alsina. Fue esa tarea la que lo incentivó crear un tónico que sería un «remedio salvador de todos los males».
Luego de crear la Hesperidina, Bagley hizo pintar las aceras de los empedrados de Buenos Aires con el nombre de la bebida y con la frase «La Hesperidina vendrá».
El 24 de diciembre de 1864, la bebida ya estaba en venta en cafés, bares, boticas y droguerías. "Tuvo tanto éxito que realizó una extensa plantación de naranjos en su propia casa y requirió los frutos de localidades vecinas, como Florencio Varela y Adrogué", señaló El Sol en su artículo.
Hesperidina se convirtió en la primera patente y marca registrada, con licencia Nº 1 en la Argentina, por disposición del presidente Nicolás Avellaneda en 1876.